El esquema que muestra la Figura 1 ilustra la forma en la que viaja la información y se transforma de estática en dinámica.
DOM es lo que convierte el HTML estático en dinámico, y podemos entenderlo como la forma en la que los exploradores interpretan una página desprovista de comportamientos programables, transformando sus elementos en objetos, que, como tales, poseen propiedades, métodos y eventos, y que por lo tanto, se convierten en entidades programables. Esta era la base del dinamismo del nuevo HTML, junto a la incorporación de algunas etiquetas nuevas que permiten aplicar estilos de forma global, como "SPAN" y 2DIV", si bien el tema de los estilos será objeto de un tratamiento independiente en otro apartado.
En el esquema anterior, cuando un usuario solicita una página web (por ejemplo, http://eidos.es) el servidor web busca dicha página, la envía al cliente y allí sufre un proceso de transformación: según se va leyendo el contenido, se construyen tantos objetos en la memoria como etiquetas tenga la página HTML asignando especialmente las que tengan un identificador (ID ó NAME), y finalmente, se da un formato gráfico de salida al documento, al tiempo que el motor del navegador permanece a la escucha de los eventos que el usuario genere al navegar por la página. Cuando se produce uno, (como pasar el cursor por encima de un ítem de menú, o de un gráfico) el navegador invoca al intérprete del lenguaje de script en el que el evento tenga asociada su acción y ésta se ejecuta. Esa es la forma en que los menús cambian de color o de tamaño cuando navegamos por ellos, y también la forma en la que se producen un sinfín de efectos especiales que estamos ya acostumbrados a ver en las páginas web.
Una vez más, es labor del navegador (o de las librerías que realizan la interpretación o rendering) el construir objetos dinámicos a partir de lo que sólo es un documento, evitando así, el envío de componentes a través de la web.
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