Lo primero que podemos preguntarnos es qué fue lo que llevo a los grandes distribuidores de software a cambiar el HTML de siempre. La respuesta más inmediata la encontramos en la necesidad de separar los datos del contenido. Hasta ese momento, los dos estaban indisolublemente unidos y no podía disponerse de ficheros de presentación independientes que permitieran cambiar un estilo de presentación simultáneamente en todas las páginas de un sitio web. El otro gran problema era la interactividad. La única interactividad que se permitía se reducía a los hipervínculos. El resto no estaba previsto por un lenguaje que sólo se preocupaba de mostrar contenidos.
Además, el mero hecho de hablar de implementaciones suponía problemas, ya que los fabricantes no estaban de acuerdo en la forma de construir los navegadores. Esto, empezó a resolverse cuando apareció en escena un organismo de normalización que pretendía hacerse cargo de la elaboración de los estándares que se utilizasen en Internet. Ese organismo era la World Wide Web Consortium.
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