Es recomendable realizar la instalación sobre un equipo limpio, es decir, un equipo con el software
mínimo para poder realizar pruebas con .NET Framework, o con otro tipo de aplicaciones sobre las
que estemos seguros de que no se van a producir conflictos con el entorno.
En este sentido, una buena práctica consiste en crear en nuestro disco duro una partición que
utilizaremos para el trabajo cotidiano con el ordenador, y otra partición en la que instalaremos
VS.NET.
Para ayudar al lector a formarse una idea más aproximada en cuanto a configuraciones hardware y
software, el equipo utilizado para realizar las pruebas mostradas en este texto ha sido un Pentium III a
933 MHz, con 256 MB de memoria y disco duro de 18 GB.
En cuanto a sistemas operativos, se han realizado dos particiones sobre el disco duro; en la partición
primaria se ha asignado un tamaño de 2 GB y se instalado Windows 98. En el resto de espacio en
disco se ha creado una unidad lógica sobre la que se ha instalado Windows 2000 Server y el Service
Pack 2 para este sistema operativo.