La aparición de sistemas operativos basados en ventajas trajo consigo un nuevo esquema en el
desarrollo de aplicaciones. En un programa que se ejecute dentro de un sistema como Windows se
están produciendo constantemente eventos (sucesos), provocados por las acciones del usuario o por el
propio sistema. Tan elevado es el número de eventos que se producen, que dar respuesta a todos, es
decir, codificar todas aquellas situaciones que acontecen a lo largo de la ejecución de un programa, es
algo impensable.
Por tal motivo, la técnica seguida al escribir código orientado a eventos se basa en codificar sólo los
eventos que nos interese tratar, ya que para el resto, será el propio sistema quien proporcione el
comportamiento por defecto.
En una aplicación Windows típica, todos los elementos que forman parte de la misma, es decir, la
propia ventana y los controles contenidos en ella, lanzan eventos en respuesta a las acciones del
usuario.
Un ejemplo típico: al pulsar un control de tipo botón en la ventana se produce su evento clic;
si queremos que el programa realice alguna acción al pulsar dicho botón, deberemos escribir código en
el procedimiento de evento asociado, para dar respuesta a tal suceso.
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