Para que un lenguaje o sistema sea considerado orientado a objeto, debe cumplir las características de
los siguientes apartados.
Abstracción
La abstracción es aquella característica que nos permite identificar un objeto a través de sus aspectos
conceptuales.
Las propiedades de los objetos de una misma clase, pueden hacerlos tan distintos que sea difícil
reconocer que pertenecen a una clase idéntica. No obstante, nosotros reconocemos a qué clase
pertenecen, identificando además, si se trata de la misma clase para ambos. Ello es posible gracias a la
abstracción.
Tomemos como ejemplo dos objetos coche, uno deportivo y otro familiar; su aspecto exterior es muy
diferente, sin embargo, cuando pensamos en cualquiera de ellos, sabemos que ambos pertenecen a la
clase Coche, porque realizamos una abstracción o identificación mental de los elementos comunes que
ambos tienen (ruedas, volante, motor, puertas, etc.).
Del mismo modo que hacemos al identificar objetos reales, la abstracción nos ayuda a la hora de
desarrollar una aplicación, permitiéndonos identificar los objetos que van a formar parte de nuestro
programa, sin necesidad de disponer aún de su implementación; nos basta con reconocer los aspectos
conceptuales que cada objeto debe resolver.
Por ejemplo, cuando abordamos el desarrollo de un programa de gestión orientado a objetos,
realizamos una abstracción de los objetos que necesitaríamos para resolver los procesos del programa:
un objeto Empleado, para gestionar al personal de la empresa; un objeto Factura, para gestionar las
ventas realizadas de productos; un objeto Usuario, para verificar las personas que utilizan la
aplicación, etc.
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